Palabras de una poeta libanesa rebelde

Llevo varios días pensando en el concepto de rebeldía. En como hay gente que se jactan no rebeldes y lo son todo el tiempo. Son los mismos que tienen una visión negativa de la rebelión y lo igualan a violencia, a falta de amor, a falta de carácter. De ese tipo de personas hay muchas pero su argumento no tiene necesariamente que ver con la palabra rebeldía como tal sino en su falta de capacidad para verse en el espejo, falta de consciencia del yo o peor aún la falta de entender conceptos en general.  En realidad pensar en «rebeldía» y en la gente que considero o se consideran así mismas rebeldes es un ejercicio que indaga sobre lo positivo que trae consigo oponerse a lo establecido, ya sea por injusto o excluyente, a negarse a callar ante las mordazas o a la mera valentía de decir lo que se piensa.

Decir, escribir, expresar lo que se piensa y siente tiene consecuencias. Lo dicho, escrito y expresado se separa inevitablemente de la intención de quien expresa, toma vida propia. Como escritora, demás he tenido que lidiar con mis propias fallas al comunicar y con las consideraciones impuestas por quienes leen lo que escribo. Es grato creerme la fantasía que albergo de que lo que quise decir en algún poema o escrito es lo que interpreta mi audiencia. Not likely. Sin embargo, sí quiero pensar como cierto y verdadero que al menos el tono de los poemas se interpretan de manera correcta. Mi trabajo poético es uno muy personal y a la vez ficticio. Tomo de mi alrededor cosas que agiganto bajo la lupa del lenguaje, del pensamiento llevado a límites y extremos que no necesariamente favorezco o apoyo. Mi trabajo poético es también uno de empatía y rebeldía, de fervor, de entrega y más que nada sobre cambio. Ya sea que mis palabras traigan un tema a discusión donde no se hubiera hablado nunca de eso, o que traiga a relucir para el lector un sentimiento con el que se identifica o que recién descubre, significa que he logrado mi objetivo. Sé que el lograr ese objetivo es de alcance limitado, por eso le he perdido el miedo a la mal-interpretación, como le he perdido el miedo a tantas otras cosas. La rebeldía en mis poemas jamás es una mal-interpretación.

Y por fin llego a lo que traigo hoy con el título de este artículo, la revista Jasad publicada por la poeta libanesa Joumana Haddad. Una revista de tema erótico publicada por una mujer árabe y escrita por mujeres árabes. El link lo extraigo del blog Vul:vátic*s de la compañera poeta Yarisa Colón. Enfatizo de la entrevista las siguientes citas.

«I think we underestimate the power of the Church. There is a lot of discrimination in the Church and I talk about it in the book,» she tells the BBC.

«Christianity, as far as I am concerned, is not that different from Islam.

«I’m convinced that religion in general is one of the worst enemies of women’s emancipation,» she adds.

Joumana Haddad

Joumana, una mujer rebelde, de esas dignas de admirar y emular, publica esta revista con una rebeldía consciente y militante. Me pareció muy interesante su postura de no permitir colaboraciones bajo seudónimos en su revista. Quien colabora en ella o somete su trabajo para consideración editorial tiene que asumir y compartir esa rebeldía y ese gran valor que es no dejarse intimidar hacia el silencio o la invisibilidad.